18/1/07

Sierra Nevada!!!!



Bueno, lo cierto es que Sierra Nevada es super guay! super bonita, super divertida... me encantó. Bueno, para ser sincera el primer día es lo peor. Esquiar es de lo más difícil que he hecho en mi vida. En fin, iré contando poco a poco, para que comprendáis el sufrimiento que pasé. El viernes llegamos a las 23h o así, el hotel estaba de puta madre, porque además el pueblo ese es preciosísimo. Las habitaciones estaban de puta madre, con unas vistas preciosas.
Al día siguiente madrugón, a las 7:45 en pie, porque teníamos que alquilar los esquíes, recoger el forfait ese y subir a las pistas bien tempranito. Subí el telecabina con dificultades porque las botas son super incómodas y duras. Una vez puestos los esquíes, en la nieve, hay que subir a una "alfombra" que te sube a una pequeña pendiente, para principiantes lo llaman. Pues ahí estuvimos unos... 20 minutos. Poco después nos metieron a Borreguiles, vía telesilla, la pista verde y más fácil de Sierra Nevada. La primera vez que bajé por ahí me pegué tantas ostias que creía que me había roto todos todos todos los huesos. En serio, tardé una hora o más en bajar la pista de los cojones; cada paso que daba me caía. Y la nieve no es blanda, es dura, y duele. Cuando conseguí llegar a la meta me obligaron a subir otra vez. Cuando empecé a bajar me volví a caer una y otra vez, a estas alturas ya odiaba el esquí, la mielda blanca y todo lo relacionado con eso que llamaban "deporte". Por fin, a las 15h o así dejamos de esquiar, con más dolores que pelos en la cabeza. Yo ya no quería esquiar en mi vida nunca más y todavía me quedaba un largo día de domingo esquiando.
El domingo volvimos a esquiar. Yo me planté y decidí que no me iba a jugar la vida otra vez, así que sólo quería subirme en la de principiantes. Poco a poco me fui lanzando y se me iba quitando el miedo hasta que yo misma decidí subir a Borreguiles. La primera vez sólo me caí dos veces y bajamos muy rápido. Luego otra vez y no me caí, y luego otra y otra. Cambiamos de pista, a otra verde, pero con más pendiente y también bajamos rápido y sin caernos y cada vez me gustaba más esquiar y me divertía más y más. Al final el día fue de puta madre y me encantaría volver a esquiar.
Todavía me duelen los huesos, las rodillas, las caderas, los hombros... Pero da igual, ¡el esquí es chulo!
Luego subiré un vídeo de demostración, o dos, del antes y del después.

1 comentario:

Anónimo dijo...

por mucho que esquies sigues siendo una friky