23/8/14

Crónica de un parto que se iba a adelantar


Agosto de 2013. El calor, las vacaciones, la cervecita. Nos quedamos embarazados de nuestro tercer hijo. 
Al principio fue un poco chocante. No es que no supieramos qué iba a pasar, pero un tercer hijo requiere un período de adaptación. En seguida nos hicimos a la idea, yo tuve la suerte de ser ascendida practicamente a la vez de que me quedara embarazada, así que doble alegría. 
Mi nuevo puesto me exigió esforzarme mucho, sudor y lágrimas es poco. Pero feliz, porque estaba aprendiendo, compartía oficina con compañeros geniales, un jefe estupendo... Vamos, que no me podía quejar. Al rededor de la semana 28 de embarazo empezó a superarme un poco la situación. Y es que, el embarazo no te impide trabajar, pero las hormonas te las altera, y en mi caso, bastante. Empecé a tener más contracciones de las consideradas normales y una visita a la Arrixaca terminó por acojonarme. Las noches eran muy malas, muchas contracciones sumadas al estrés de la oficina, hacía que me desvelara casi a diario, preocupada por cosas de la oficina y por cómo todo esto afectaba a mi hijo. Finalmente mi matrón me recomendó que pidiera la baja y así lo hice en marzo.
Todo este cúmulo de circunstancias, unido a que mi hija se había adelantado tres semanas a su fecha prevista de parto, me convencieron de que este niño iba a venir antes de tiempo. En la semana 36 de embarazo, yo ya tenía preparado todo para salir pitando al hospital, estaba lista, incluso me daba miedo la idea de ponerme de parto estando sola, porque claro, el marido estaba en la oficina...
Pasaban los días, nada especial en mi cuerpo, sólo que cada vez me pesaba más la vida y me desesperaba un poquito más. 
Semana 37, 38, yo ya había limpiando armarios, paredes, donado ropa... Pero oye, que a parte de las contracciones de siempre, nada.
Semana 39, un par de veces me creo que ya ha empezado el asunto. Pero NADA.
SEMANA 40 (23 de mayo). AAAAAAAARJ! Mi mala uva no tiene límites, todo el mundo me cae mal. No me avergüenza decir que lloré.
24 de mayo. Sábado. Me voy a andar, a ver si se me cae el hijo. Recibo un whatsapp de un compañero de la oficina. Su mujer, que estaba de un par de semanas menos que yo, está de parto. Enhorabuena, jiji, jaja. ¿Por qué a mi? Por la noche el Madrid gana su décima no se qué. Me voy a la cama, otro día más sin hijo. 
A la una de la madrugada, ya 25 de mayo, día de las elecciones europeas, día del orgullo friki, me despiertan las contracciones. Como ya me había pasado otras veces, espero, un poco, porque a la una y media aquello parecía claro. Llamo a casa de mi madre, NO ME LO COGEN. Flipo. Sigo llamando hasta que se despiertan y en veinte minutos ya están en casa. Ya no sé qué hora era, pero debían ser las 02:10 o así. Cuando llegamos a la arrixaca, hay como 5 tías en urgencias, con una cara de tranquilidad y sueño que me cago en la leche. ¿Por qué cuando voy a urgencias de maternal soy la única que sufre? En fin, que mandan a casa a unas cuantas y ya me atienden.
Es más que evidente que estoy de parto, así que me ponen guapa con el camisón reglamentario y a esperar. Como veo que tengo dolores insufribles les digo a todos que quiero la epidural, no se les vaya a escapar. Lo cierto es que fueron muy rápidos, pero para cuando vino el anestesista yo ya gritaba como si no hubiera un mañana. "Si no te estás quieta lo voy a tener que poner más veces", me decía el señor, con una parsimonia que resulta de lo más crispante en esa situación. Sigo gritando... Oigo a una matrona decirme si tengo ganas de empujar, pero no. Contesta que estos gritos son de part... ZAS rompo aguas. Vaya tela... Túmbate aquí mismo, que vas a parir.
Y allí, agarrada a la mano del anestesista nació Leo, a las 4:30 de la madrugada, en un cuartucho de la Arrixaca. Pin pan fuera.,

2 comentarios:

Krika dijo...

Jajaja, ala y así, como quien no quiere la cosa, un chino más en el mundo! Eso sí, hermoso como él solo.

Earlinde dijo...

Un chinito amoroso Krika 😍
Se me cae la baba con él...