Algo se muere en el alma...

Yo tengo una amiga muy amiga, muy especial, como imagino que deben ser todas las amigas con las que has crecido, aprendido, madurado y hecho las mil locuras de la adolescencia y juventud. A los que tengáis la suerte de haber tenido alguien así en vuestras vidas sabéis a lo que me refiero. Y es que aunque pasen los años, aunque la vida os distancie, parece que siempre podéis contar con  ellos. En mi caso mi amiga se llama Krika. Es una de las personas más alucinantes que conozco, cuando le digo que me sorprende no lo digo por decir,  es sencillamente especial. Nos conocimos como por casualidad hace veinte años o así, y hemos pasado de todo juntas. Como decía, el tiempo y las circunstancias han hecho que no nos viéramos tanto como antes, algo que yo encuentro lógico y normal, pero imagino que ella igual que yo, no ha dejado que eso afecte al cariño que nos tenemos. En fin,  estoy un poco moñas porque Krika se va en busca de una vida mejor, a Suiza, ná menos. Estoy segura de que la encontrará, y me alegro tremendamente por ella, porque sé que le gustan los retos y está disfrutando de éste. Pero no puedo dejar de pensar que, aunque gracias a las redes sociales seguiremos en contacto, algo se me va. No sé si es lo poco de inmadurez y locura que me quedaba, no sé si las risas de la juventud, o sólo un trocito de mí. El caso es que se va mi Krika. Y estoy segura de que no encontraré a nadie igual. Llevo varias semanas, desde que me enteré de la noticia, haciéndome a la idea, y no sé cómo expresar todo esto, si lo escribo quizá me saque esta espinita que llevo dentro: Krika puta.